Con unos pocos recursos puedes conseguir cada día situarte en tu mejor versión. Si mecanizas tres o cuatro cosas que te hagan sentirte bien y focalizar desde el primer momento, notarás unas sensaciones que no podrán ser más positivas para ti y serán tu gasolina para el resto de la jornada.

Son cuatro los ámbitos que se deben tocar a mi entender: el amor, la salud, la sabiduría y la abundancia. Y por ese orden. Cuando encuentras una motivación por cada uno de ellos, que siempre las hay, y las recuerdas cada mañana del modo que más te convenga, ya que la forma de hacerlo de cada uno es única y personal, entonces notarás que esa rutina te ayudará sobremanera a imponerte sobre el día, bien por ser consciente de lo que ya tienes, bien por tener claro lo que andas buscando.

El amor: ¿quién no quiere a alguien o no es querido por alguien? En las personas amadas se encuentra la primera de las razones, porque te necesitan para su historia y tú forjas la tuya sobre ellas, sobre la alegría de tenerlas. Pero más te diría, ¿quién no encuentra el Amor con sólo levantar una persiana, ver el paisaje y situarse en la maravilla que supone poder disfrutarlo?

La salud: y cuando levantas esa persiana, ¿qué mejor que respirar dos veces profundamente? Saber que el cuerpo funciona, que la maquinaria más prodigiosa está a nuestra disposición y que hay que cuidarla, se encuentre en el mejor de los momentos o no, y que no hay excusa para perder un día de los que nos toque vivir, que nada puede ennegrecer el regalo de tener un día más; sólo nosotros podemos si no lo aprovechamos de la mejor manera (¿posible?: casi todo es posible).

La sabiduría: ser consciente de los dos puntos anteriores ya conlleva un salto cualitativo en cuanto a entender el mundo, pero hay que luchar (leyendo, formándose, cultivándose, reflexionando,…) por encontrar los caminos que armonizan tu mundo y el de los demás. Cuanto más se ahonda en ello, más cerca está aquel comentario que oí a un viejo labrador: “¿Sabiduría? Sabiduría es saber lo que va a pasar.”

La abundancia: en grado de protección, de suministro, de posibilidad de consecución, en grado de lo que sea, siempre es una bendición poder disfrutar de suficientes bienes para que tu vida, la de los tuyos y la de la comunidad que habites no sea un pesar y, por eso, debemos encontrar un motivo que nos incite a la acción diaria del trabajo, de la persecución de objetivos sin desfallecer y como motivo de alegría, pues así llegará de nuestro esfuerzo lo necesario y aún más: el disfrute.

En resumen, acotar para cada momento de la vida una serie de puntos que te permitan arrancar la jornada con un agradecimiento interno por todo lo que la vida ofrece y que te ayudará a salir al mundo con un talante que el propio mundo te recompensará, a buen seguro. No dejes de crearte una rutina del éxito que se base en tu éxito, que ya ves que lo tienes, pues el éxito llama al éxito. No lo olvides.

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