Ocurrió en el velatorio de nuestro amigo Antonio. Hoy 5 de abril, hace justo un año. Manoli, su mujer, llegó al tanatorio con sus tres hijos, incluida la pequeña de 6 años de edad. Iban a ver a su padre, para estar junta toda la familia. Una vez más.

Surgieron algunas miradas desaprobatorias. No entendían que unos niños vieran a su padre de cuerpo presente. Era-decían- “innecesario”. Según ellos, hubiera sido mejor “evitar ese trance a unos niños tan pequeños”

Fue entonces cuando ella, apelando a esos valores tan auténticos que solo se aprenden en el campo, dijo:

“La muerte no es algo malo. Es natural”.

La conversación duro unos segundos más. El tiempo justo para explicar que en la vida pasan dos tipos de cosas: las que nos gustan y las que no nos gustan. Pero que eso no significa que unas cosas sean buenas y la otras sean malas. Y la muerte no es ni buena ni mala. Simplemente es natural, es decir, acontece. Y no se puede evitar.

Un año después, al recordar a Antonio, resuenan estas palabras con toda su fuerza. Es cierto. El problema está en que intentamos evitar cosas que son inevitables. Especialmente a los niños, a quienes les ocultamos esas cosas que no nos gustan y que necesariamente ocurren (la pobreza, la violencia, la codicia, el maltrato animal, la muerte, etc). En realidad, lo que nos gustaría es controlar lo que está fuera de nuestro control. Nos gustaría tener cura para todas las enfermedades, que no ocurrieran infortunios ni accidentes, que prolongásemos eternamente la vida.

Y entonces, al darnos cuenta que no podemos evitar ni controlar esas cosas “malas”, surge nuestra frustración. En ese momento tenemos la sensación de haber estado luchando inútilmente contra algo que al final ha acontecido. Es cuando nos atormenta la gran pregunta ¿por qué a mí?.

La solución la sabía Manoli hace un año. La muerte de Antonio fue algo muy triste para su familia, para sus padres y hermanos, para sus amigos. Pero no fue buena ni mala. Fue natural. Algún día tenía que ocurrir y ocurrió. Y ante esa situación, lo mejor que se puede hacer es aceptarla estoicamente. Pensar que hay cosas que acontecen por su propia naturaleza.

Nuestra muerte también ocurrirá. Sí, también la nuestra. Y hasta que ese momento llegue, de lo que se tratará es de ser conscientes que hay cosas que no son ni buenas ni malas. Que simplemente son naturales y que hay que aceptarlas. Si aceptamos lo que la vida nos va enseñando, aprenderemos cada lección. Como la de Antonio, de quien cada día seguimos aprendiendo.

3 comentarios de ““La muerte no es nada malo. Es natural”

  1. Luciano dice:

    Por qué es “necesario” que ocurra el maltrato hacia animales? Eso me parece desacertado, lo demás muy bueno.

  2. Josep Sanvisens dice:

    ¡Que excelente lección Orfeo!
    “En la vida pasan dos tipos de cosas: Las que nos gustan y las que no nos gustan, pero eso no significa que unas sean buenas y otras malas, simplemente acontecen”
    Esta frase vale oro. Con su permiso ¡Me la quedo! ¡Me será muy útil! Para saber ACEPTAR, lo cual no significa resignarse y para NO JUZGAR con demasiada ligereza.
    GRACIAS POR ESCRIBIR.

    • Orfeo dice:

      Permiso concedido con muchísimo agrado, pues la frase no es mía. Es de la protagonista de la historia, una mujer tan sencilla como luchadora. Ejemplo de heroína moderna. Gracias por su comentario, Josep.

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