En estos últimos tiempos, cuando de verdad he tenido la posibilidad de realizar algunas actividades programadas en mi vida que me han ayudado a crecer personalmente en varios aspectos, he ido desarrollando en paralelo una reflexión, a veces consciente y otras, la mayoría, de manera absolutamente subconsciente sobrevenida por la acción constante, que me ha hecho deducir que la implicación directa en los proyectos, la que enraíza sistemáticamente con el compromiso procede de la emoción que te despiertan los mismos.

Cuando dicha emoción recae en áreas como la responsabilidad por los tuyos o la seguridad, en general, entonces estamos en la parte más animal del cerebro, más primitiva, y son partes fundamentales de nuestra existencia que deben cubrirse. Las proporcionan, más bien y normalmente, tareas de continuidad, procesos más encarrilados. Contrariamente a lo que se suele comentar, para mí son proyectos harto necesarios y que, según las circunstancias de cada cual, deben ser cubiertos obligatoriamente, ya que en mi caso, por ejemplo, no podría pensar en otra cosa con claridad y tranquilidad si no supiera que en mi casa mis hijos tienen lo necesario.

Por tanto, a la hora de valorar iniciativas, es muy importante colocar donde se merecen ciertas inercias cuya relevancia tendemos a minusvalorar en comparación con otras que nos hacen soñar, pues debemos asimilar que hay unas emociones maravillosas y connaturales al ser humano que deben recibir respuesta, y cada edad tiene las suyas, por lo que la gente que se sienta condicionada a no soñar por un estatus determinado previo no debe sentirse culpable si detecta que otras emociones aparecen con fuerza antes de una decisión: al contrario, ¡menos mal! Es un indicador de salud mental maravilloso, de obedecer a prioridades, de instinto de supervivencia, pero también signo de amor y ternura trascendentales que dan consistencia a nuestros sacrificios, al sentido global básico. Emociones necesarias. Proyectos necesarios. Pero curiosamente, no son condición suficiente para la felicidad del ser humano.

Otro punto es el margen de mejora y cambio, tanto de índole personal como de proyección para los demás. Ahí residen las emociones de carácter más evolutivo en el cerebro y que tienden a auto realizarnos. Flexibilidad, aventura, apuesta, riesgo, logro,…, todos esos sustantivos que despiertan la parte del progreso humano, el descubrir y descubrirnos, la pasión por lo que hacemos, en definitiva, que es la otra gran búsqueda. Y también es innata, de programación genética sobrevenida. Es un paso más, de acuerdo, pero es el paso que nos hace sentirnos mejor como individuos, como buscadores de nuestro propio sentido, cualificados, útiles, reconocidos, premiados, tal cual aquellos míticos buscadores de oro que, en nuestro caso, descubren esa veta emocional que nos particulariza e, inesperadamente, realiza al tiempo las aportaciones de transformación al conjunto más brillantes. Ahí residen las emociones de la investigación, de la creatividad, de la superación, de la contribución,…, sentimientos de otra índole y que son tan necesarios como los primeros, con la condición añadida de que sí son suficientes para lograr esa felicidad tan anhelada por todos. ¿Por qué? Porque si la vida se abre paso siempre, la evolución también se impone.

Por ello, existe gente que satisface todas sus expectativas en este tipo de proyectos y tiene una vida plena. También, por supuesto y faltaría más, puede tenerse con las emociones primarias una vida plena, pero se necesitan una gran inteligencia y el saber asumir la trascendencia de ese nivel en toda su magnitud para no sufrir frustraciones en nuestra sociedad, que tanto ha potenciado el segundo nivel como única meta durante tanto tiempo (hoy en día, en mi opinión, parece renacer una corriente de valor por la propia vida, la salud, la naturaleza,…, que hará recobrar sentido colectivo por dicha faceta consustancial a nuestro ser y nos ayudará a que entre en mayor consideración, pues hace falta siempre y con urgencia en los tiempos que corren).

Ahora bien, nada como conseguir aunar la actividad diaria con la generación de emociones en los dos niveles. Éxito completo. Este es el fin último de este artículo, que asumas buscar ese camino partas de donde partas. Sólo hay que pensarlo bien y, sobretodo, quererlo. Las oportunidades surgirán, entonces. Con MÁXIMO POTENCIAL a mí me está ocurriendo, y os invito a que no cejéis en ir encontrando un camino que os lo permita, en ponderar los proyectos según las emociones que os despierten y, en la medida de lo posible, intentar jugar una baza completa. Es posible, más fácil de lo que crees, más duro de lo que esperas, pero no te faltará gasolina emocional nunca y merece la pena.

Un comentario de “La emoción como base de ponderación de un proyecto

  1. Josep Sanvisens dice:

    Que buena tu ultima frase José Manuel: Más fácil de lo que crees, más duro de lo que esperas, pero no te faltará gasolina emocional nunca y merece la pena.
    ¡GRACIAS POR ESTE EXCELENTE ESCRITO!

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